¿Deshumidificador o antihumedad?

¿Se refieren estas dos palabras al mismo producto? ¿O se refieren a aparatos diferentes? Analizamos las diferencias, si las hay, entre estas dos palabras que parecen perseguir un mismo objetivo: eliminar la humedad.

En realidad, si buscamos cualquiera de las dos palabras en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), comprobaremos que ninguna de las dos palabras existe. Sí existen los términos humidificador y humedad, a los que si añadimos los prefijos correspondientes, adquieren el significado opuesto. El prefijo –des denota inversión del significado, por lo que “deshumidificador” significaría, literalmente, lo contrario de humedecer el ambiente. Un significado muy parecido al que el prefijo –anti (que previene o lucha contra algo) otorga a la palabra “antihumedad”. Parece claro, pues, que los dos vocablos hacen referencia al mismo objetivo. Pero nos quedaríamos cortos si nos fijásemos solo en el análisis semántico de estas palabras.

Si nos centramos en la categoría de producto que estarían ocupando los productos que se engloban bajo estas dos palabras, podemos ver que, aunque el objetivo es el mismo, el método es diferente. El producto es diferente. La palabra deshumidificador se asocia a los aparatos eléctricos de tamaño medio o grande que utilizan una bomba de calor y un sistema de evaporadores y condensadores para recoger el exceso de humedad del ambiente. Estos aparatos consumen electricidad, son ruidosos y tienen precios que oscilan entre los 100€ y los 200€, aunque podemos encontrarlos mucho más caros.

La palabra antihumedad, en cambio, va ligada a aparatos que funcionan con compuestos desecantes, que no necesitan electricidad y que se pueden encontrar en cualquier tienda de bricolaje o supermercado por menos de 10€. La mayoría de ellos funcionan con cloruro de calcio, un compuesto higroscópico que absorbe el exceso de humedad ambiental y lo transforma en un líquido que se almacena en el recipiente inferior del aparato. Estos productos pueden colocarse en cualquier lugar de la casa sin estar pendientes del consumo eléctrico ni del ruido y disponen de diferentes tamaños en función del espacio que queramos cubrir.

Vemos, pues, que las palabras deshumidificador y antihumedad se refieren a diferentes productos que tienen el mismo objetivo: eliminar el exceso de humedad ambiental. Esto hace que las barreras entre sus significados sean difusas y que a veces se utilice una palabra para designar al producto que representa la otra. Pero al final, lo importante, más allá de los términos y la semántica, es el resultado obtenido y el precio pagado y, en este aspecto, la mejor relación calidad-ahorro-comodidad-resultados se la llevan los productos antihumedad.

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